sábado, 27 de septiembre de 2014

¿Redescubriendo el reino, como dice Myles Munroe?


Índice del Tema

“Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores… a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene” (Tito 1:  10, 11)

¿Redescubriendo el reino, como dice Myles Munroe?

Una de las grandes mentiras que se están esparciendo por parte de falsos maestros hoy en día, básicamente, consiste en decir que es ahora el momento en el cual los creyentes deberíamos estar reinando, conquistando y dominando en este mundo.
Myles Munroe le llama a esto vivir en el reino.
En términos teológicos, a esta herejía se le llama el “Reino Ahora”, y también “teología del dominio”, de ahí el término “dominionismo”.
Myles Munroe, muy conocido conferenciante motivador internacional, en su conferencia “Redescubriendo el reino”, hace poco impartida ante miles en la congregación de Guillermo Maldonado en Miami, estando él presente así como su esposa, estando allí también Cash Luna y su esposa y Ana Méndez y su esposo, así como otros renombrados presuntos ministros, expuso su falsa doctrina, la cual analizaremos en este estudio.
Es preciso tomarnos en serio este trabajo, ya que el grado de engaño está superando con creces cualquier consideración, y por tanto es menester atajarlo. Sirva esta refutación para ello.
(Pueden ver y escuchar enteramente esa conferencia en el link proporcionado al pie de este artículo. Todas las citas son de esa conferencia)
Comenzando, Myles Munroe en un tono poco menos que victimista, alude diciendo que este mensaje sobre el reino, él ya lo daba sin éxito en los setenta, viniendo a decir que era un incomprendido por parte de su audiencia cristiana, pero que en los ochenta y mayormente en los noventa se le empezó a hacer caso. Curiosamente coincide esto con el tiempo del auge de la apostasía que estamos viviendo, sobre todo a partir de este nuevo milenio.
Dice que los creyentes por siglos y siglos no han entendido lo que es el reino, y que ya es tiempo de “redescubrirlo”. Lamentablemente, ese “redescubrimiento” del reino que Munroe aporta, nada tiene que ver con el verdadero reino de Dios.

“Myles Monroe propone un reino que no es el Reino, pero que encaja muy bien con la ambición de los carnales”

“Myles Monroe propone un reino que no es el Reino, pero que encaja muy bien con la ambición de los carnales”

1. El reino vs el cristianismo, según Munroe

Sigue con su disertación haciendo una apología del reino (veremos que de su entendimiento personalista del mismo), en contra de lo que él llama religión, la cual pisotea sin misericordia, llegando a decir que el cristianismo es una religión más, y por tanto es insatisfactorio. El dice así:
“Esta es la razón por la cual la religión nunca va a satisfacer, incluido el cristianismo”
Acertadamente, dice que la religión básicamente es el esfuerzo del hombre para llegar a Dios, pero astutamente, en ese mismo contexto, incluye al cristianismo; de ahí que dice que el cristianismo es como cualquier otra creencia o religión.
Según Myles Munroe, el cristianismo no es lo que vino Jesús a enseñar, sino que él vino a enseñar acerca del reino. ¡Lo que obvia Munroe, es que el cristianismo enseña acerca del reino, aunque no como él lo hace!
Además se atreve a decir que los religiosos cristianos (*) se oponen tenazmente al mensaje del reino.
(*) Para Munroe, el cristianismo convencional o bíblico, es religiosidad, y sus proponentes son religiosos, comparándolos con los fariseos del tiempo de Jesús.

2. El mensaje de la Biblia, según Munroe

En cuanto a la Biblia, Myles enseña que el mensaje de la misma se reduce a tres cosas:
  1. 1. Un Rey.
  2. 2. Un reino.
  3. 3. Sus hijos, es decir, su familia real (los creyentes).
Dice que “la Biblia trata de un rey, y su negocio, el cual es regir o reinar, y todo trata de un negocio familiar… La Biblia trata de un reino colonizando la tierra”
Según Munroe, el mensaje de la Biblia se resume en ejercer dominio en esta tierra aquí y ahora, por parte de Dios, y por parte de los suyos. Eso es todo.
No enseña acerca del mensaje evangélico, cual es, el hombre pecó y se truncó la relación con su Creador, y que mediante Cristo y su sacrificio y resurrección, el hombre, creyendo, recibe la salvación y la vida eterna (Ef. 2: 8, 9).
La palabra pecado no aparece en los labios de ese falso maestro, ya que pecado tiene que ver con “religiosidad”, y esta es contraria al concepto triunfal de “reino”, según él.
El mensaje de ese hombre, aplaudido por Maldonado, Cash Luna, Ana Méndez, y muchos más es muy sencillo, así como carnal: dominio terrenal

“La Biblia es el libro de Jesús, y Jesús es el autor de nuestra salvación; salvación eterna, y esto nada tiene que ver con “dominio terrenal”

“La Biblia es el libro de Jesús, y Jesús es el autor de nuestra salvación; salvación eterna, y esto nada tiene que ver con “dominio terrenal”

3.El arrepentimiento, según  Munroe

Buscando el justificar su falta de espiritualidad, la cual llama religiosidad, Munroe nos habla del tema del arrepentimiento. En esta cuestión, por tanto, es tan sutil, como engañador. Enseña lo siguiente:
“La palabra arrepentimiento no significa caminar al frente en un culto religioso, traer a memoria tu pasado, llorar por ello, y sentirse mal… la palabra arrepentimiento significa cambio de forma de pensar, cambio de mentalidad. La palabra arrepentimiento significa cambiar la manera cómo has sido condicionado a pensar. La primera cosa que Jesús atacó en su ministerio fue tu mentalidad… tus conceptos e ideas y percepciones que están mal…”
Para Munroe (y todos sus correligionarios), pasar al frente confesando los pecados a Dios, sintiendo dolor por ellos, y apartándose de los mismos, no es arrepentimiento, sino simplemente un acto religioso; pero la palabra de Dios dice otra cosa:
“Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación…” (2 Corintios 7: 10)
Todo lo que este hombre entiende acerca de arrepentirse, es en cuanto a un cambio de forma de pensar, no un cambio del corazón (que es lo que la Biblia enseña).
Arrepentimiento para Myles Munroe es sólo pensar de manera diferente a como se solía pensar. Esto nada tiene que ver con valores morales, con cambio de conducta, con cambio del corazón, sino sólo con cambiar una mentalidad. No fue esa la enseñanza de Cristo.
Pero Munroe sabe por qué enseña de ese modo acerca del arrepentimiento, como un mero cambio de ideas. Para él la prioridad no es el cambio del corazón y el hacer la paz con Dios mediante Cristo, sino el creer que debe tomar las riendas de su propia vida y dominar todo lo que tenga a mano, ya que ese es su concepto del reino. Es un concepto absolutamente carnal.

“El arrepentimiento, en gr. metanoia, significa un cambio, no sólo de la mente natural, sino del corazón en la dirección de Dios por Su Espíritu"

“El arrepentimiento, en gr. metanoia, significa un cambio, no sólo de la mente natural, sino del corazón en la dirección de Dios por Su Espíritu. Otra cosa, no es arrepentimiento verdadero”

4. Juan y Jesús

Munroe apunta e incide hacia la cuestión de la mente y de la mentalidad como pretexto para enseñar su herejía. Dice lo siguiente, lo cual no es poco:
“Juan no predicó el bautismo, ese no fue su mensaje… Juan era el primo de Jesús, era seis meses mayor que él, y Jesús hizo de Juan su pastor, él se convirtió en un discípulo de Juan , se sometió a la filosofía de su maestro. Un discípulo se une a los pensamientos de su maestro.
En el tiempo de Jesús, había muchas escuelas donde enseñaban diferentes maestros, y esas escuelas se llamaban “escuelas del pensamiento”; así que Jesús hubiera podido ser parte de los fariseos, de los saduceos, los herodianos, los filósofos griegos, o los romanos, pero Jesús puso sus ojos sobre Juan, y le dijo, yo quiero tu filosofía, yo quiero tu enseñanza, yo creo en lo que tú piensas, ¿Cuál era su mensaje?, léelo:  Arrepentíos, porque el reino de los cielos está aquí (Mt. 3: 1) … Juan vino con un mensaje que no era religioso: arrepentíos porque el reino de los cielos ha regresado a la tierra, y Jesús dijo, ese es mi pensamiento, yo me voy a someter a eso, me voy a unir a ese maestro, esto es lo que yo creo, y se sometió a Juan y le dijo bautízame, hazme uno de tus discípulos, hazme un estudiante tuyo”. (énfasis nuestro)
La lectura de este pasaje es de por sí vomitiva. No obstante, pasemos a analizarla.
Munroe, a saber de dónde, hace de Jesús poco menos que un inepto, dubitativo acerca de a quién creer, hasta que se topa con su primo Juan que le ilumina.
Dice que al existir la costumbre en esa época de encontrar numerosas “escuelas de pensamiento”, Jesús decidió finalmente sujetarse a la “escuela de Juan”. Dice que Jesús, que era meses menor que Juan, hizo de Juan su pastor y maestro, convirtiéndose en su discípulo… ¿Dónde en la Biblia encontramos esto? ¿No es más bien lo contrario, cuando leemos de Juan diciendo que no era ni siquiera digno de desatarle el calzado al Señor? (Lc. 3: 16)
Pero todavía va más lejos, cuando asegura que Jesús se sometió a Juan, y por eso le pidió rogando que le bautizara, reconociendo que ese hombre enseñaba la verdad, y que él estaba por aquel entonces buscándola (¿?). De ese modo, él (Jesús) predicó lo mismo que Juan.
¡Qué terrible blasfemia! La Palabra que dice de Juan que es el más pequeño en los cielos (Mt. 11: 11), resulta que debe mentir, ya que Munroe dice que Juan es superior a Jesús.  Munroe, no sólo dice cosas que no vienen en la Biblia, sino que dice cosas que la contradicen, haciéndola mentirosa.
Jesús no le dijo a Juan que le bautizara como señal de estar bajo él, ni siquiera bajo su enseñanza, sino para darnos ejemplo:
“Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó”(Mt. 3: 15)
Véase que una vez fue bautizado, se apartó de él.
Nada que ver con lo que enseña Munroe.
Como Myles Munroe, muchos otros sin escrúpulos hacen que la Biblia diga lo que ellos quieren que diga, con el fin de apoyar sus necedades y blasfemias. ¿Será que Dios no va a juzgar esto?
Ahora bien, según enseña Munroe, fijémonos en el mensaje de Juan, que luego, según este falso maestro, copió Jesús:
“En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 3: 1, 2)
Myles Munroe dice que ese era un  mensaje no religioso, que quería decir lo siguiente: Cambia tu manera de pensar. Ya no pienses en negativo sino en positivo. No eres un perdedor, sino un ganador, un campeón, un conquistador. Piensa y cree que eres un rey, y por tanto tienes dominio. Ejerce tu dominio hasta donde de lugar en esta tierra. El reino está en tus manos.
No es más que el mensaje típico de la Nueva Era.
¿Tiene esto que ver con el mensaje de Cristo de llevar la cruz todos los días, de perder la vida para hallarla, de morir a uno mismo para que Cristo viva? (Gl. 2: 20)
Nada que ver con contrición o dolor por el pecado cometido (concepto absolutamente ausente de su predicación); nada que ver con buscar el hacer la voluntad de Dios, nada que ver con buscar el agradar a Dios. ¡Nada que ver con el Evangelio!
Para este hombre y todos los que están con él, el tener la mentalidad del reino significa: autosuficiencia, y tener control y dominio sobre todo. Es el mismo mensaje de Satanás cuando dijo a Eva: Seréis como Dios” (Gn. 3: 5)
En este sentido, Munroe cada vez fue más lejos en su disertación. Leyendo Lucas 4: 43, exclamó:
“Jesús sólo tenía una buena noticia: el reino…Jesús no vio el Calvario, la Cruz, como su prioridad; el dijo yo vine con el propósito de devolver al hombre el reino de los cielos. Estas son las buenas nuevas, usted puede recuperar el reino otra vez(énfasis nuestro)
Claramente y sin ambages, Munroe dice lo que dice: la cruz no es lo más importante, sino el reino “recuperado”. Pero sin la cruz, no hay nada, sólo el infierno.
Ese “reino” constituiría el dominio del hombre sobre la tierra, es decir, el hacer cada uno su propia voluntad en esta vida. Esto último es claramente así, porque el mismo Munroe cree que el nacer de nuevo no es importante. Por tanto, una persona que no ha nacido de nuevo y “cree” en el reino, lo que hará será, no la voluntad de Dios, sino la suya propia.

“Myles Monroe enseñó en la iglesia de Guillermo Maldonado, ante él y complacido”

“Myles Monroe enseñó en la iglesia de Guillermo Maldonado, ante él y complacido”

5. Myles Munroe quita toda la importancia a nacer de nuevo

Según Munroe, el reino del que Juan el Bautista primero, y luego Jesús enseñaron, es lo que todos los hombres, solamente por creerlo en su mente, tienen el derecho de recibir, no importando el nacer de nuevo, o no. ¡Sí, sí, han leído bien!...
En el minuto 51 de su conferencia, osadamente, Myles Munroe dijo exactamente lo siguiente ante los miles reunidos allí, y por el beneplácito de los Maldonado y comparsas:
“Jesús nunca predicó acerca de nacer de nuevo, él sólo mencionó acerca de nacer de nuevo una vez, y nunca lo predicó a la multitud, porque ese no fue su mensaje. Sólo mencionó el nacer de nuevo a un hombre viejo, a un solo hombre a las dos de la mañana, porque nacer de nuevo no era el evangelio, esas no son las buenas nuevas. Jesús nunca predicó fe, nunca predicó liberación”(énfasis nuestro)
Mi pregunta es, ¿Por qué estos – como Myles Munroe - que obviamente no son cristianos, les predican a miles de presuntos cristianos con el beneplácito de pastores que se supone son cristianos? Y voy más allá, por otro lado, ¿Cómo es que ministros que tienen una sana doctrina, no hacen nada para taparles la boca a esos farsantes del evangelio? (Ti. 1: 11) ¿Cobardía quizás?
Es realmente triste ver al pastor de esa iglesia, Maldonado, y a sus correligionarios aplaudir a ese hombre, el cual tuvo todo el tiempo de parte de Maldonado para seguir en el púlpito con sus aberraciones. Así es que él estaba de acuerdo con este mensaje.
Si el nacer de nuevo no es importante, entonces Jesús fue a la cruz de balde, ya que según este nefando hombre de púlpito, esa no era ninguna prioridad para Jesús. De ese modo, quizás Jesús hubiera podido ahorrarse ese sufrimiento; ¿Quizás no escuchó bien al Padre cuando le instaba a dar su vida por todos; quizás y después de todo Pedro le decía bien en cuanto a no ir a la cruz…?
Este, ni siquiera es “otro evangelio”. Esto es una blasfemia sin límites.

“Myles Munroe, posando”

“Myles Munroe, posando”

6. El problema es el de ser pobres de espíritu, según Munroe

Según Myles Munroe, el problema de la humanidad no es el pecado, sino el ser pobre de espíritu, a lo cual llama tener un vacío espiritual. El dijo así:
“Jesús ve a todos los habitantes de la tierra y analizándolo todo llega a una conclusión: todos sufren pobreza espiritual; vacío espiritual. ¿La solución? El reino de los cielos. Esta es la razón por la cual la religión nunca va a satisfacer, incluido el cristianismo
Ese “vacío espiritual” para Munroe, no sería el causado por el pecado y la consecuente separación de Dios, sino por el no conocer la posibilidad de ejercer dominio en este mundo; lo que él llama el reino. De ahí que él mismo asegura que la fe cristiana no puede satisfacer a nadie.
Leyendo Mateo 5: 3, donde dice “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”,Munroe asegura que el reino es para todos los hombres sin excepción, ya que todos son pobres en espíritu, y eso sólo por cambiar de mente (el arrepentimiento según él), para así recibirlo.
Para Myles Munroe, fallando absolutamente en su exegética, los hombres todos son pobres en espíritu. Eso no es cierto. Su concepto es que “pobre en espíritu” significa necesitado de entender que tiene el dominio de parte de Dios para ejecutarlo en esta tierra. No obstante,  Jesús quiso decir algo muy diferente a lo que dice Munroe que dijo.
Cuando el Señor hablaba de ser “pobre en espíritu”, estaba hablando de todos aquellos que se ven necesitados de Dios, que temen a Dios, que reconocen la necesidad del ministerio de Jesús (la cruz y su resurrección), ya que de los salvos, y por tanto hijos, es el reino. Es el reino ahora en nuestras vidas, y será el reino visible cuando Él regrese, y se manifieste lo que hemos de ser (1 Jn. 3: 2).
Para Munroe, Jesús, así como Juan, fueron simples predicadores y expositores del reino, poco más. El mérito sería el del creyente, que al cambiar su manera de pensar (arrepentimiento, según él), ahora cree que va a ser un campeón, ya que tiene de parte de Dios el llamamiento de serlo, dominando este mundo.
En ese sentido asegura que todos los hombres buscan el reino. A tenor de Mt. 24: 14, dice así:
“Cuando el evangelio del reino sea predicado a todo el mundo, ¿cuál evangelio?, pero ¿qué hemos predicado? ¿el de nacer de nuevo?, por eso los musulmanes no buscan a Dios, porque no buscan el nacer de nuevo sino que buscan el reino, por eso los budistas no vienen al cristianismo, porque el cristianismo es una religión, no es el reino. Por eso lo hindús no vienen. Lo que buscan todos es el reino”
¡Barbaridad sobre barbaridad! Menospreciando la necesidad de nacer de nuevo (Jn. 3: 3), y por tanto la salvación propiamente dicha, Myles Munroe asegura que ningún hombre está interesado en nacer de nuevo, sino en el reino, es decir, en el dominar en este mundo. En esto tiene razón, los hombres no buscan a Dios por sí mismos, pero esto no es lo que ha querido decir. Lo que ha querido decir, es lo que ha dicho: que hay que predicarles a los hombres según sus deseos carnales: dominio, conquista, poder, gobierno, riquezas, prosperidad, etc. todo lo que cualquier pagano, idólatra e impío desea en esta vida, porque la salvación (el nacer de nuevo), no es la cuestión… por lo tanto, según Munroe – y que ya lo dijo - la cruz no es la cuestión.
Y yo me pregunto, ¿por qué gente como él y muchos más se presentan ante todos como predicadores evangélicos? La respuesta es simple; les interesa el favor de las masas crédulas, de dónde sacan sus muchos emolumentos, con el consentimiento de pastores tibios o torcidos.

“El llamado “Reino Ahora” no es más que el adelanto o preparación de lo que será el reino de la Bestia Anticristo, ¡piénsenlo!”

“El llamado “Reino Ahora” no es más que el adelanto o preparación de lo que será el reino de la Bestia Anticristo, ¡piénsenlo!”

7. Según Munroe Jesús no puede volver todavía

“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven…El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús”(Apocalipsis 22: 17, 20
El mensaje bíblico por excelencia después de la salvación y de la consiguiente resurrección o transformación (1 Ts. 4: 17), es sin duda la venida del Señor, como hemos leído. Esta es la doctrina evangélica.
Jesús dice: “Ciertamente vengo en breve”
Ahora bien, Munroe dijo en esta su conferencia, aplaudiéndole y vitoreándole todos los que allí estaban según se puede ver con claridad en la grabación, incluidos los tres “espadas”, a saber, el anfitrión, Guillermo Maldonado, Cash Luna y Ana Méndez, que, de ninguna manera el Señor va a volver todavía. Para eso, y como ya es costumbre, enarboló el manido versículo 14, de Mt. 24.
Dijo así, burlándose de los predicadores como nosotros:
“Dicen: ¡Estén preparados, Jesús viene pronto!... ¡Cállense! Que el Señor viene pronto, no es el mensaje, no es el evangelio, dejen de enseñarlo, dejen de mentir al pueblo…”
Burlándose de los que creemos la verdad revelada, reiteradamente se burlaba también de la pronta venida del Señor, diciendo que eso nada tiene que ver con el Evangelio, y que los predicadores debemos dejar de enseñarlo.
¡Qué terrible osadía la de ese hombre!
Según él, la razón por la que Jesús no viene, es porque no se está predicando el evangelio del reino, es decir, su perverso y pervertido concepto del evangelio del reino.
Dice así a colación de esto:
“No hay otro mensaje. Mi corazón se rompe, porque vuestra religión no está funcionando. Un reino es un gobierno. No es una religión, es un gobierno. La Biblia dice que nosotros somos gobernadores”
Según él, el Señor no puede regresar porque los creyentes somos religiosos, vacíos espirituales, y no estamos reinando de hecho en esta tierra, subyugando todos los poderes habidos y por haber. Así pues, el retorno del Señor depende de nosotros… ¡Crasa herejía!
¿Nos ha llamado el Señor a gobernar este mundo? ¡No! El Señor nos dijo: Id y predicad el evangelio a todas las naciones, y hacer discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Jamás la iglesia ha recibido la encomienda de gobernar, reinar, dominar, sino de andar como Él anduvo (1 Jn. 2: 6); y sabemos como Él anduvo, ¿no es cierto?

“Decir que Cristo no puede volver aún, es como decir: “Señor, todavía no puedes volver, todavía hemos de reinar nosotros por un buen tiempo, ¡Absurdo!”

“Decir que Cristo no puede volver aún, es como decir: “Señor, todavía no puedes volver, todavía hemos de reinar nosotros por un buen tiempo, ¡Absurdo!”
Halagos y lisonjas y más mentiras
Lisonjeramente, dirigiéndose a Guillermo Maldonado y a su esposa, Myles Munroe les dice lo siguiente refiriéndose a su iglesia:
“Esta iglesia es la mayor manifestación en esta ciudad del reino de una iglesia del reino, la cual está dominando sobre todo el área, y apenas comienza”. 
Los aplausos de Maldonado y su mujer no se dejan esperar, así como los vítores de la audiencia. Seguidamente anima a sus oyentes a poner en práctica el concepto del reino que según él, Dios les ha dado, y dice:
“Abra su propio banco, abra su propia compañía de seguros, abra su propia estación de radio y de TV, abra su propio negocio, domine toda la ciudad; esta es la vida del reino. Esto no es acerca de religión, es acerca del regreso de una cultura, la cultura del reino; Gracias que el reino ha llegado a Florida, en Colombia, Paraguay, etc. etc.”
¿Era este el concepto del reino que Jesús predicó, un reino en este mundo, hacia este mundo condenado? Obviamente, no.
No es más que la carnalidad puesta en acción. No es otra cosa sino la manifestación visible de las palabras inspiradas de Pablo:
“Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne”(Romanos 8: 5)

Concluyendo

Myles Munroe se equivoca en su entendimiento del reino. Jesús anunció que el reino se había acercado, porque Él es el Rey, y vino a los suyos, a las ovejas perdidas de Israel  de parte del Padre, para decirles que si le aceptaban como su Mesías – que lo es – el reino prometido a Israel vendría para quedarse.
El reino se volvió al cielo, con el Rey (no hay reino sin rey) porque Israel rechazó a Jesús, y será así hasta que digan bendito el que viene en el nombre del Señor. Eso será en su segunda venida.
El reino sobre la tierra, mayormente tiene que ver con Israel, el cual todavía ha de ser salvo (Ro. 11: 25, 26), el cual será el reino del Milenio o milenial.
Evidentemente, junto con todos los de su cohorte, Munroe es absolutamente reemplacista.
El reino visible en este mundo no existe, sólo en la mente febril de Munroe y de miles más que no entienden o no quieren entender lo que la Biblia enseña.
El reino para Myles Munroe y cientos más, si no miles, es en cuanto a lo visible, tangible, aquí y ahora, y desde una perspectiva absolutamente carnal, todo lo cual anhela cualquier impío; pero ese no es el reino de Dios el cual él dice predicar. Enseñó un verdadero siervo de Dios, el apóstol Pablo:
“porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”(Romanos 14: 17)
Ese Reino es el que está dentro de cada verdadero creyente, por tanto, nacido de nuevo.
El reino de Dios está en cada creyente en el momento en el que nace de nuevo por el Espíritu, y consecuentemente es salvo (Ef. 2: 8). El reino de Dios aquí y ahora está en el verdadero creyente, y nada tiene que ver con este mundo:
“Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5: 19)
El reino de Dios nada tiene que ver con este mundo; mundo que está a la espera de recibir la ejecución de su sentencia de parte de Dios (1 Ts. 1: 10)
El reino de los cielos, nada tiene que ver con las cosas que hay en este mundo, ni con el amor al mismo, sino todo lo contrario:
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2: 15-17)
Myles Munroe predica acerca de las excelencias de este mundo, las cuales todos los cristianos deberíamos buscar, poseer y dominar; no obstante, la Biblia, la cual él minimiza, dice otra cosa:
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.  Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria” (Colosenses 3: 1-3)
Hay mucho más que dijo este hombre, pero baste con esto de momento.
Dios les bendiga.
© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.
www.centrorey.org
Enero 2011
Cita:
“Redescubriendo el reino” Myles Munroe  http://vimeo.com/10673292

FIN


viernes, 26 de septiembre de 2014

EL FALSO APOSTOLADO Y SUS FALSOS AVIVAMIENTOS…


red apostolica
Me leí este comentario en el siguiente enlace:
http://papeldigital.bligoo.com/content/view/276606/La-nueva-ofensiva-evangelica.html,  no se quien lo escribió realmente; pero me pareció interesante por lo tanto lo público y como siempre no me interesa la doctrina cristiana, solo ver el razonamiento que utilizan, queda este tema a discusión que cada quien saque sus propias conclusiones.
LUCHA TOTAL CONTRA LA APOSTASÍA 
El falso Apostolado y sus falsos Avivamientos..Transformando Las Ciudades Con ¿El Movimiento Apostólico? Analizando sucintamente el libro de C. Peter Wagner: “Apóstoles de la ciudad” (A quien públicamente enseña herejía, públicamente habrá que rebatirle) .
Introducción: “Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11: 13-15). Ya la Palabra clarísimamente nos instruye de que al final de los días, tal y como los conocemos, iba a levantarse un engaño y falacia sin precedentes en la historia eclesial, que desembocaría en una apostasía, previo al advenimiento del hijo de perdición, el inicuo, llamado también el Anticristo (2 Ti. 3: 1-5; 4: 3, 4; 2 Pr. 2: 1-3; 2 Ts. 2: 3, 4).
A muchos les sorprende que eso sea así, porque ese engaño y falacia viene disfrazado de “avivamiento”, “reforma”, “prosperidad”, “conquista”, y diferentes apelativos en esa misma línea, que camuflan la realidad de su mensaje y las consecuencias por creerlo. Una de esas falacias que está haciendo que ancianos, pastores y congregaciones enteras queden subordinados, y atados a la palabra del hombre, es sin lugar a dudas el que llamamos movimiento “apostolítico”, como derivación de esa “apostolitis crónica” que se ha adueñado – o lo intenta – de un gran sector denominado evangélico. El asunto dista de ser baladí, y a estas avanzadas horas del periplo eclesial, podríamos catalogarlo ya como de pandemia espiritual. En este artículo me centraré en el análisis sucinto del libro del afamado escritor C. Peter Wagner, “Apóstoles de la ciudad”, exponiendo y refutando algunas de las declaraciones que realiza, las cuales muchos creen sin cuestionar ni un ápice. Empecemos.
I. EL ENGAÑO A LOS SANTOS. Todos queremos que las gentes conozcan a Cristo. Todos los verdaderos cristianos queremos y oramos para que la Gran Comisión se realice y se siga realizando conforme a la voluntad del que está sentado en el Trono. Todos queremos que las gentes se conviertan al Señor Jesucristo. El diablo sabe todo eso. Satanás es astuto, muy astuto. Sabe que jamás podrá engañar a un verdadero hijo de Dios con asuntos que son claramente vanos y falsos en sí mismos mostrándose abiertamente como tales. El sabe que no hay peor mentira que la que se parece muy, y muy mucho a la verdad; ¿qué quiero decir con esto?… El enemigo en estos últimos días está intentando engañar al verdadero pueblo de Dios a través de presuntos ministros de Cristo que están trayendo “nueva revelación”, la cual suena exitosa y agradable al oído; suena sugerente, plausible y hasta convincente, pero que es a la luz de la Biblia, falsa. Parece verdad, pero no lo es. Una de esas “nuevas revelaciones” es la cuestión de la llamada “Nueva Reforma Apostólica”, es decir, el que llamamos – no exento de cierto tizne de humor – “movimiento apostolítico”, y entre otras, su enseñanza en cuanto a “transformar las ciudades;
(1) y el mundo entero”. Esta presunta Reforma, se presenta como la manera para alcanzar el mundo ciudad por ciudad, como dice C. Peter Wagner: “movilizar apóstoles territoriales para transformar la ciudad”
(2) Tomando ventaja del anhelo santo del cristiano de cumplir con la Gran Comisión, el diablo, como dije, se aprovecha de esa coyuntura, aportando su falsedad envuelta en papel de regalo. a.¿Transformar las ciudades? Como acabo de decir, el mensaje de esos presuntos ministros de Cristo es siempre impactante y triunfalista, así como fantasioso e irreal. Los integrantes de la “reforma apostólica” nos quieren hacer creer cosas que no vienen en la Biblia, pero que suenan grandilocuentes y muy deseables. Una de ellas es justamente esta, la de “transformar las ciudades”. Parten de la espuria premisa de que Dios ha mandado a la iglesia que transforme las ciudades. En su libro, C. Peter Wagner, poniendo como solución el levantamiento de esos “apóstoles” para la consecución de dicha transformación, escribe: “En años recientes el cuerpo de Cristo ha visto algunos principios importantes para llevar a cabo la transformación de las ciudades… ¿Cómo podemos lograr que nuestras ciudades se conviertan por completo en lo que Dios pretendió que fueran? ¡Este libro muestra que reconocer y afirmar apóstoles de la ciudad muy bien podría ser el eslabón más importante para ver nuestras ciudades transformadas de veras!
(3) Como dije antes, el engaño está servido para el cristiano, cuando a este se le plantea un fin o una meta muy deseables que no le permiten discernir el ulterior proceso para presuntamente conseguirlos, en este caso, la aceptación de una jerarquía co-católico romana que no contempla la Biblia, con todas sus espeluznantes consecuencias.
Como vemos Wagner parte de la asunción de que la Iglesia es llamada a transformar las ciudades; una asunción falsa del todo. Encuéntreme usted un solo pasaje en la Biblia que diga que somos llamados a “transformar las ciudades”, o a “transformar el mundo”, siquiera a transformar al individuo. ¡Si yo ni siquiera me puedo transformar a mí mismo, (ya que esa es la obra de santificación del Espíritu Santo), como voy siquiera a pretender algo más que eso! Nadie puede transformar a nadie. El solo intento de hacer eso, consiste en manipulación y control sobre el individuo o la comunidad. Debemos partir de la verdadera premisa bíblica al respecto.
La Iglesia no ha sido llamada a hacer lo que no puede hacer (ni debe), sino a hacer lo que Cristo le ordenó, lo cual llamamos la Gran Comisión. Básicamente es esto: • Ser testigos de Cristo (Hchs. 1: 8) • Predicar el Evangelio (Mr. 16: 15) • Hacer discípulos (Mt. 28: 19) La conversión del individuo es la obra de Espíritu Santo, y en el hipotético (aunque muy deseable) caso de que toda una ciudad se convirtiera a Cristo, esta sería transformada, es cierto, pero la obra sería de Dios, jamás de los hombres que ni siquiera deberían intentarlo. Por lo tanto el venir a decir que podremos lograr que nuestras ciudades se conviertan por completo en lo que Dios pretendió que fueran, y que para ello la clave está en reconocer y afirmar “apóstoles”
(4), es una falacia y engaño terribles, eso sí, todo disfrazado y maquillado de presunta piedad. Peter Wagner. ¿Qué pretendió Dios que fueran nuestras ciudades y debemos lograr? Por otra parte, ¿qué significa esto que escribe Wagner en cuanto a lo que Dios siempre pretendió que fueran nuestras ciudades, y que nosotros podemos lograr? Leámoslo de nuevo: “¿Cómo podemos lograr que nuestras ciudades se conviertan por completo en lo que Dios pretendió que fueran?
(5) ¿Qué ha pretendido Dios que sean nuestras ciudades, y para ello nos habría comisionado ha conseguirlo?… ¡Qué sutil puede ser el engaño! Wagner nos viene a decir que Dios ha delegado en nosotros los cristianos la cristianización de las ciudades, donde viven creyentes, y mayormente impíos. Esta, por cierto, no es una idea nueva. En el siglo V, el católico s. Agustín de Hipona ya escribió su libro De Civitate Dei (“La ciudad de Dios”) aportando la idea de la ciudad perfecta en esta tierra pecadora. El mártir católico Thomas More, en el siglo XVI, nos presenta su “De optimo rei publicae statu deque nova insula Utopia” en español, (“Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía”), en la cual presenta su modelo de ciudad ideal y utópica. Básicamente, esa es la idea católica romana de siempre de transformar este mundo “por el poder del evangelio”- es decir – “a la fuerza”, como intentaran hacer los conquistadores españoles y portugueses en el Nuevo Mundo. Lo que nos tenemos que preguntar ahora es lo siguiente: ¿Será que lo que Dios siempre pretendió conseguir en cuanto a las ciudades no lo ha podido conseguir, por depender de nosotros? ¿Será que Dios no es Dios para conseguir sus metas?, o más bien… ¿No será que Dios ha establecido un tiempo para el cumplimiento de Sus designios aquí en la tierra? La respuesta es la última pregunta. Es un hecho clarísimo que no es de todos la fe (2 Ts. 3: 2), y que muchos no van a creer (Jn. 3: 18, 19). La fe no se puede imponer a nadie, ni siquiera Dios lo intenta. Todos los incrédulos quedan pendientes del juicio de Dios, en Su tiempo. Digámoslo de otra manera: ¡Dios no nos ha llamado a convertir a los hombres, sino a predicarles a los hombres! Esto último no garantiza ninguna “transformación de las ciudades”. El Reino de Dios no puede avanzar en esta tierra más allá de las genuinas conversiones de cada uno de los hombres y mujeres que se entregan a Cristo; ir más allá de ese principio es andar en error y engaño (véase 1 Juan 5: 19). Permítanme aclarar que yo deseo como el que más que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Ti. 2: 4), pero así como Dios lo desea (thelo en gr. es decir, desea), no va a imponerlo, ya que la aceptación de Cristo también está contemplado por el principio sagrado de la libertad del individuo, y eso es también designio y dádiva de Dios. Thomas More 1527
El liderazgo es clave para transformar las ciudades, eso dice Wagner Wagner se queja de que “en diez años de tratar sinceramente de organizar pastores y otros líderes de la iglesia para transformar ciudades ha producido tan gran frustración”.
(6). Wagner reconoce que su plan para “transformar las ciudades” no logra los resultados que pretendía, y él mismo declara cual es la solución. En negrita, escribe lo siguiente en su libro: “Aunque otros elementos como oración, unidad y arrepentimiento son de gran importancia para transformar ciudades, sin la implementación del correcto liderazgo no se podrá tener el fruto esperado” (énfasis del autor)
(7) Nótese que el peso de esa misión imposible, la de transformar ciudades, recae según Wagner en la “implementación del correcto liderazgo”. Dispensen que me explaye un poco. Realmente y de veras que no entiendo como ha podido haber una editorial cristiana que haya podido publicar un libro así… ¿Qué estupidez es esta? (no lo puedo calificar de otro modo) ¿Cómo puede ser posible que alguien con dos dedos de frente asegure lo que asegura Wagner? Pero vayamos por partes. Sinceramente, muy a menudo me llegan comunicaciones por correo electrónico de convocaciones a pedir perdón por los pecados de esta o de esta otra ciudad o nación, a pedir perdón por los pecados de nuestros antepasados, a arrepentirnos de pecados que no hemos cometido, pero se nos invita a identificarnos con ellos, a buscar como sea una unidad, muy por encima de cuestiones de doctrina….como si todo ello fuera algo imprescindible para mover el corazón de Dios para que este perdone a las ciudades y traiga el anhelado y tantas veces profetizado “avivamiento”. Realmente, excepto al mandamiento de orar por todos los hombres (1 Ti. 2: 1) no puedo ver ni un ápice de esas cosas anteriormente mencionadas en el Nuevo Testamento, pero la creencia, que casi roza la superstición, es que si hacemos constantemente estas cosas, Dios se moverá, si ponemos fe (como si hubiera que convencerle con esos argumentos). No obstante Wagner todavía va más lejos con lo que dice, además de todo esto, él le añade la cuestión del liderazgo, es decir, de sus “apóstoles de la ciudad”. Si se les admite, el prevé que en este tiempo las ciudades serán transformadas: “No interpreto nuestro mandato de orar para que nuestras ciudades sean transformadas de aquí a cuarenta, cincuenta o sesenta años. Me gustaría ver que ocurriera en nuestra generación, no en la próxima”
(8) Y para que eso sea posible, uno de los conceptos cruciales para transformar las ciudades es el reconocimiento de los “apóstoles de la ciudad” según Wagner.

Las tres premisas wagnerianas Wagner parte de tres asunciones que carecen de verdad bíblica: a-La validez actual del apóstol (tal y como fueron los doce
(9) b.La existencia de una iglesia de la ciudad, a base de muchas congregaciones. (10) c.La existencia de apóstoles de una ciudad.
(11) a. La validez del apóstol (tal y como fueron los doce) Peter Wagner, haciendo específica alusión a Efesios 2: 20, donde nos dice la Escritura que hemos sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas (no sobre las personas, sino sobre la doctrina inspirada que ellos nos dieron a conocer), haciendo caso omiso a esto último, asegura que “los apóstoles y los profetas no son personajes con una actuación histórica de dos mil años o más en el pasado. Son una realidad actual”.
(12) Con esa declaración, nos advierte que así como fueron aquellos doce hombres escogidos directamente por Jesucristo como testigos suyos de su vida y resurrección, existen ahora hombres de igual modo (¿quizás vivieron hace dos mil años y fueron testigos como aquéllos y no nos hemos enterado?) Por lo tanto, y bromas aparte, esa asunción cae por su propio peso. El oficio de los doce cesó y es irrepetible. b.La existencia de una iglesia de la ciudad a base de las congregaciones Wagner asegura que existe una unidad llamada iglesia de una ciudad, y que está formada por todas las congregaciones de esa ciudad: “…la iglesia de la ciudad es una que se reúne en muchas congregaciones distintas. Jesús es el gran pastor de la iglesia de la ciudad, y los pastores de la iglesia local son los copastores”.
(13) Esto no lo enseña la Biblia, es sólo una idea que además, ni es real, ni es factible. La Iglesia de Cristo es Universal, y no está configurada en ciudades, sino que está formada por todas las existentes congregaciones o iglesias de Cristo en todas partes. Conceptuarla o resumirla a una ciudad y a otra, es un error. Tampoco es cierto que Jesús sea el pastor de la “iglesia de la ciudad”, como los pastores de cada congregación son los co-pastores. Esto es una simpleza. Jesús es el Cabeza de la Iglesia la cual es Su cuerpo, por lo tanto esto nos habla de universalidad, jamás de localidad. Además, aquí Wagner se contradice, si los pastores son los co-pastores de la presunta iglesia de la ciudad, ¿dónde encajan sus “apóstoles”? c. La existencia de apóstoles de una ciudad Wagner asegura que existiendo una iglesia de la ciudad, deberán existir apóstoles de la ciudad (contradiciéndose con lo de justo arriba). Escribe así: “…algunos apóstoles son apóstoles de la ciudad…Si podemos aceptar la idea de que hay una iglesia de la ciudad, y si reconocemos que los apóstoles y profetas son el fundamento de la iglesia de la ciudad, se deduce lógicamente que la iglesia de la ciudad, como iglesia debe tener apóstoles”.
(14) ¡Qué osado es! Claramente nos coloca el concepto que ya debiéramos según el de aceptar que los “apóstoles y profetas son el fundamento de la iglesia de la ciudad”, otra vez, mal basándose en Efesios 2:  ¡Pues no, Wagner, no aceptamos ni reconocemos nada de eso! ¡Ni existe el concepto de “iglesia de la ciudad”, por tanto no existen los “apóstoles de la ciudad”, ni existen esos nuevos apóstoles y profetas que dice usted que son “el fundamento de la Iglesia”, ni siquiera de la “iglesia de la ciudad”, la cual – insisto – sólo existe en su exuberante imaginación! Al respecto de esto último, hemos de entender que cada verdadera congregación de Cristo es la Iglesia de Cristo, como parte integrante de esta. Apocalipsis 2, 3, ciertamente nos habla de la iglesia sita en tal o cual ciudad, pero es debido al hecho de que esas ciudades eran más pequeñas que las de ahora y existían comparativamente menos cristianos. A nadie se le ocurriría en estos días pensar en términos de una sola mega congregación para una ciudad como Madrid, o Nueva York, por ejemplo.
LA CUESTIÓN DOMINIONISTA, DE NUEVO
¿Por qué ese afán en ver este mundo transformado aquí y ahora? Todo ello parte de otra falsedad; la cuestión dominionista (*). (*) “El Dominionismo es escatología post-milenial y militante, que enseña que la única manera para que el mundo pueda ser rescatado, debe ser a través del poder temporal y terrenal previamente incautado por la Iglesia a éste. Sólo después de que de ese modo el mundo haya sido rescatado, podría entonces regresar el Señor Jesús” El planteamiento posmilenarista (el Reino Ahora) es clave aquí para entender las pretensiones de esos falsos maestros. Como tantas veces hemos explicado ya, ellos creen que la Iglesia ha sido llamada a establecer el Reino de Dios sobre esta tierra, y que hasta que eso no lo consiga, no podrá regresar Cristo. Por lo tanto, vemos aquí el carácter de urgencia, no tanto como para acelerar la venida del Señor como para entronizar a esos hombres que según Wagner, Maldonado, Chavez, Eghart, Hamon, Jacobs y cientos más, tendrían el gobierno de Dios sobre las congregaciones de la ciudad, y hasta la “nueva revelación” que sería menester para la consecución de ese utópico fin: la “transformación de las ciudades”, y de ahí la transformación del mundo entero. Para que lleguemos a creer la falacia de la transformación de las ciudades, para ello se requiere de la aceptación, reconocimiento y obediencia de esos hombres especiales por parte de los creyentes de la ciudad, como dice el propio Wagner: “…los apóstoles de la ciudad en la ciudad son dados por Dios, y si ese es el caso, su pueblo debería reconocerlos como tales”
(15) Para la implantación del Reino sobre la tierra por parte de la iglesia, como paso previo, sería absolutamente imprescindible el aceptar la dignidad jerárquica de esos hombres ungidos, a los cuales todos los ancianos o pastores de las congregaciones de las ciudades se deberían someter sin dilación y sin reserva (véase que estamos hablando del Reino), como el mismo Wagner asegura: “…los apóstoles de la ciudad funcionan como pastores principales, cada uno en su propia esfera (*), y los demás pastores en la ciudad funcionan bajo los apóstoles como los miembros del personal de la iglesia funcionarían normalmente bajo su pastor principal ¡Este diseño funcionará!”
(16) De forma diáfana Wagner nos está diciendo que el verdadero pastor de cada congregación no es el pastor, sino el “apóstol”. (*) Wagner llama a esas esferas, “esferas de autoridad”
(17) Estoy de acuerdo en que si se persigue la implantación del “Reino”, se deba de pensar en jerarquía, en mando, en organización piramidal, pero la Biblia me enseña todo lo contrario. La Biblia me enseña que la Iglesia NO HA SIDO LLAMADA A ESTABLECER EL REINO, el cual sólo lo establecerá el Rey en su venida gloriosa (no Reino sin Rey). Así que otra vez digo, una mentira (la del establecimiento del Reino) lleva a otra mentira, la de (transformar las ciudades), y a otra consecuente (la de levantar “apóstoles de la ciudad”) Recientemente, en mis conferencias impartidas a los hermanos en Londres (Inglaterra), les comentaba acerca de la triste realidad actual, que más que nunca antes en la historia de la iglesia, las ganas de oír cuentos y fábulas, y el aumento de los fabulistas que ocupan grandes púlpitos, es absolutamente demencial. “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4: 3, 4) La fábula del establecimiento del Reino por parte de la iglesia y sus derivaciones, es un atentado a la sana doctrina, que está haciendo que muchos desvaríen de su fe.
RESUMIENDO EL OBJETIVO DEL EVANGELIO,
No es el de transformar las ciudades, ni el mundo entero, ni siquiera al individuo incrédulo (2 Co. 4: 3, 4). El objetivo del Evangelio es el de hacer al creyente conforme a la imagen de Su Hijo (Ro. 8: 29). Una vez, el Dr. Martin Lloyd-Jones escribió: “El propósito del cristianismo no es producir hombres buenos, sino crear hombres nuevos, no mejorar la sociedad como tal, sino confrontar a los hombres individualmente”
(18) El vocablo “transformar” ni siquiera viene en la Biblia como tal, y de usarlo, deberíamos preguntarle al Dr. Wagner, así como a muchos correligionarios suyos, qué es lo que realmente quieren decir por “transformar las ciudades”¸ ¿transformarlas cómo o en qué? Todo ello redunda en una sutil excusa para procurar el levantamiento de una jerarquía que la Biblia no contempla para la Iglesia; un levantamiento estructural piramidal que Cristo mismo desechó y condenó para sus discípulos (Mt. 20: 25-28); un movimiento que apunta hacia el establecimiento del llamado Nuevo Orden Mundial, en su aplicación al cristianismo (véase Ap. 13: 11ss) Para estos hombres que enseñan estas cosas, es evidente que el Espíritu Santo prácticamente no cuenta, al ensalzar tanto la figura de su “apóstol – apostolítico”, el cual lo levantan como vicario y cara visible – aunque demacrada – del santo y bendito Espíritu de Dios, Quien realmente es el que debe gobernar la Iglesia. Por lo tanto, otra vez lo siguiente nos ayudará recordar la sabiduría de Dios: “Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas que te hacen divagar de las razones de sabiduría” (Pro. 19: 27) “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza” (Prov. 1: 7) Dios les bendiga.

¿FRANQUICIAS O COBERTURAS?


Hno.varonjonathan – SHALOM
APOCALIPSIS 2:2 “DICEN SER APÓSTOLES Y NO LO SON, Y LOS HAS HALLADO MENTIROSOS”.
La moda apostólica de los últimos tiempos se ha convertido en la más grande estafa que los cristianos nunca podrán imaginarse. Desde que el Señor me llamó a sus caminos, el cristianismo se debatía en la Guerra Espiritual y muchos cristianos se hacían llamar la inminencia en el área, lo cierto es que siempre hemos tenido esa guerra y luego de varios años después, el tema quedó en el olvido. Luego llega la moda del “avivamiento”, como señal de los últimos tiempos, y la verdad es que la Palabra no menciona ningún avivamiento como señal antes de su venida, sino todo lo contrario, se manifestará la apostasía que engañara a miles de personas. Ahora, tras esa mentira del avivamiento, que no es más que la apostasía mencionada por Nuestro Señor Jesús en Mateo 24, donde nos advierte 3 veces en el mismo capítulo la llegada de Falsos Apóstoles, Falsos Cristos, Falsos profetas, hombres amadores de sí mismos, todo esto antes de su venida. En menos de 10 años, se han levantado como epidemia, hombres que se hacen llamar “Apóstoles” en todos los lugares del mundo. Y la pregunta es ¿Estamos seguros que son apóstoles del Señor o Falsos Apóstoles?. La respuesta está en la Biblia. Si observamos bien la Palabra, vemos que el requisito para nombrar al Apóstol sucesor de Judas Iscariote, era haber estado junto con el Señor Jesucristo desde el bautismo de Juan hasta la ascensión y entre los 120 hermanos que allí se encontraban solo dos cumplían con ese requisito, José y Matías, imagínense de 120 personas, solo dos de ellas cumplían con los requerimientos, pero cabe preguntarse: ¿Por qué tomarse la molestia en echar suertes? ¿No hubiera sido mejor nombrar tanto a José como a Matías como Apóstoles? La cuestión es que ellos sabían perfectamente que solo había cupo o lugar para un solo Apóstol y de ese modo completar los DOCE Apóstoles del Cordero.
Es comprensible que a estas alturas se estará preguntando: ¿y qué hay del apóstol Pablo? y que son solo DOCE? Muy bien, el Apóstol Pedro, conociendo la Escritura, en un acto de falta de conocimiento de los designios de Dios se apresuró a proponer el nombramiento del sucesor del traidor y así lo hizo, así que los hombres nombraron a Matías como Apóstol. Sin embargo, Dios tenía preparado ese nombramiento para otra persona. Mientras Pedro y los demás reunidos en asamblea sin entender buscaban al doceavo Apóstol, Cristo Jesús por su parte buscaba a Saulo de Tarso apareciéndosele entonces (1 Co 15:7-9) , AL ULTIMO APÓSTOL , AL APÓSTOL DEL CORDERO , enviado a los gentiles, nombrado por Dios y no por Hombres, veamos que dice el mismo Apóstol Pablo de esto: “Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos”. En este versículo, Pablo mismo asevera ser Apóstol nombrado por Jesucristo y por Dios el Padre, no por hombres como Matías que había sido nombrado por Pedro y los demás, sino por Cristo Jesús y Dios el Padre y si nos fijamos bien, en los frutos de cada uno, el apostolado y obra de Pablo está más que evidenciado en toda la Palabra y la historia, pero de Matías ¿Qué Sabemos? o ¿Cuál fue su obra? en comparación o relevancia con la de Pablo, prácticamente nula.
Sin Embargo, uno de los requisitos para ser Apóstol, era haber visto al Señor, y por esta razón, el ministerio de Pablo fue muchas veces puesto en duda por algunas personas, sobre esta duda, Pablo mismo en su defensa nos relata cómo fue llevado al tercer cielo y allá oyó de Cristo Jesús Palabras inefables que no le son dadas al hombre poder expresar y al leer 1 Co 9:1, cuando Pablo defiende su Apostolado como muchas veces le tocó hacerlo, el mismo afirma en una serie de preguntas retóricas haber visto al Señor Jesucristo. ¿No soy apóstol? ¿No soy libre?¿No he visto a Jesús el Señor nuestro?. Luego en el Capítulo 15 de la primera Carta a los Corintios, versos 7, 8 y 9, Escribe: “Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; Y AL ULTIMO de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy”. Por favor note que he resaltado las siguientes tres Palabras: Y AL ULTIMO, En este pasaje Pablo nos cuenta que después de la Crucifixión, muerte y Resurrección del Maestro, El se le apareció a Jacobo, luego a todos los Apóstoles Y AL ULTIMO (No de último, sino AL ULTIMO) DE TODOS (De todos quienes? Los APÓSTOLES por supuesto) , se le había aparecido a el, AL ULTIMO DE TODOS LOS APÓSTOLES , que era como un abortivo, el mas Pequeño de TODOS LOS APÓSTOLES , que no era DIGNO de ser llamado APÓSTOL (Si Pablo no era digno de ser llamado Apóstol, que quedara para los NUEVOS QUE ESTÁN APARECIENDO???).
En corto resumen y pocas palabras, en este versículo Pablo mismo afirma ser el último de todos los Apóstoles del Cordero. Y estos Apóstoles son las doce columnas que sostienen a la Nueva Jerusalén. No hay cabida para más apóstoles y menos una sucesión de los mismos como ha de enseñar el autollamado “Apóstol de Apóstoles” Rony Chávez, que cobra dinero para otorgar la cobertura dentro de su ministerio. Hemos visto que el ser llamado “Apóstol” debe cumplir unos requisitos. En los primeros años de mi crecimiento espiritual, el ministerio de apóstol lo teníamos como los Misioneros de la Iglesia, eran los que llevaban el mensaje de salvación a los lugares lejanos, despojándose de sus familias, pertenencias y entregándose completamente a Cristo. Eran hermanos misioneros de la obra, sencillos, mansos y humildes, reflejando el amor a los demás sin necesidad de tener un saco y una corbata puesta, pues el MISIONERO sabiendo las largas horas de trayecto, las largas horas de caminar a los lugares más escondidos del mundo, sabiendo que puede ser un viaje sin regreso, lo que menos le importa es el cómo se verá.
Pero ahora, se están levantando Hombres que no son misioneros, sino APÓSTOLES, ungidos por “dios”, que tienen la última revelación para la Iglesia, pero a estos es preciso callarles la boca (Tito 1:10), porque son falsos apóstoles y engañadores que se disfrazan de apóstoles de Cristo, y no es extraño ya que el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz con apariencia de piedad y defensores de justicia (2cor. 11: 13). Que van impartiendo COBERTURA a todo aquel que está de acuerdo a sus herejías. Eso si, antes debes pagar la membresía de estar bajo la cobertura del “Apóstol”, ya que entre ellos mismos se avalan sus ministerios.
Pero además de que usan estos nombres ministeriales, estos mismos enseñan el falso evangelio de la prosperidad. Es decir, como son el mismo espíritu engañador, todos enseñan la falsa Prosperidad, Unción, Visión, Avivamiento, Encuentros, jerarquía numérica, cobertura ministerial, falso mover del espíritu (Risa Santa), entre muchos más. Compárelos y vera que son idénticos.
Se hacen llamar “Apóstoles” o peor “Ungidos de Dios”, que no se les puede exhortar, ni contradecir sus heréticas enseñanzas, que de inmediato van profiriendo maldiciones a todos sus opositores. Sus seguidores los tienen como los Infalibles que no se pueden equivocar. Sus testimonios son de personas arrogantes, altivas y orgullosas, que se ven así mismos en otro nivel espiritual, que han alcanzado el “Éxito” o que son los “Campeones del rey”, pero ya decía Juan en Apocalipsis 3: 17 “Ya que tú dices: ’Soy rico; me he enriquecido y no tengo ninguna necesidad’, y no sabes que tú eres desgraciado, miserable, pobre, ciego y desnudo, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se descubra la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos para que veas”.
Hay que fijarse como se levantan cada vez más “Apóstoles” y de paso llaman a sus esposas “Profetas”, quienes son las que avalan dentro de sus congregaciones el caminar y la doctrina del “ungido”. Iglesia que tenga al pastor como “Apóstol”, a su esposa como “Profeta”, Enseñan el evangelio de la prosperidad, se organizan numéricamente ya sea de a 12 o a 7 en jerarquía y su ministerio inicia con las ya malgastadas palabras “MINISTERIO APOSTÓLICO INTERNACIONAL” o similares: ciertamente tienen rasgos de fraude y apostasía, porque además están bajo la cobertura o tienen la franquicia como vil empresa mercantil de otro apóstol con más fama. ”DICEN SER APOSTOLES Y NO LO SON, Y LOS HAS HALLADO MENTIROSOS – apocalipsis 2:2

Apóstoles y APOSTOLES


Osvaldo Paiva
Se están viviendo tiempos muy especiales en el mundillo evangélico donde se ha desatado en los últimos años una verdadera conmoción apostólica y profética. Se levantaron súper hombres dotados con poderes sobrenaturales para hacer milagros, sanidades y prodigios. Ellos se han convertido en los ídolos de miles de evangélicos en todo el mundo. Los APÓSTOLES hoy gobiernan sobre  la iglesia.
Pero ¿qué es el ministerio apostólico, cuáles son las funciones de un apóstol, y cómo los cristianos deben tratarlo? Veamos algunos apuntes de Guillermo Maldonado sobre este ministerio, tomados de su libro El Ministerio Del Apóstol: 1) “Hoy, a partir de 1990, Dios ha restaurado el ministerio del apóstol.” Aquí podemos ver ya una revelación que ha recibido en forma exclusiva por ser apóstol.
2) “El APÓSTOL es un hombre que tiene una relación intima con su rey, que conoce sus caminos y sus sendas, que RECIBE LA REVELACIÓN DIRECTAMENTE DEL TRONO; un hombre con profundo temor de Dios, pero que es un líder agresivo y atrevido, perseverante y paciente, que trabaja en equipo, y no tiene una agenda personal, sino la del Reino. Todo esto, dado por la gracia de Dios para edificar el cuerpo de Cristo, extender Y ESTABLECER EL REINO EN LA TIERRA Y TRAER LA REFORMA ESPIRITUAL, que penetrara todas las capas de la sociedad, todas las razas, culturas y lenguas, hasta el ultimo rincón de la tierra; CON EL FIN DE PREPARAR EL CAMINO DE LA SEGUNDA VENIDA DEL HIJO DE DIOS.” Según Maldonado EL APÓSTOL es alguien que está muy por encima de los evangelistas, pastores y maestros porque recibe revelaciones personales del mismo trono Dios. A él se le ha dado la autoridad de establecer el reino de Dios en la tierra y preparar el camino para la venida de Cristo. Significa que ahora existe un nuevo nivel jerárquico en la iglesia con la figura del apóstol como máximo líder.
3) Él afirma que: “Doce años mas tarde, y después de haber tenido éxito en los ministerios anteriores, Dios me llamo al ministerio del APÓSTOL; el cual, hoy día, ha confirmado con abundantes frutos, señales, milagros y prodigios; muchas iglesias plantadas, varias iglesias y ministerios adoptados bajo nuestra cobertura; una mega iglesia para la ciudad y miles de hijos e hijas siendo entrenados en el ministerio en diferentes partes de Miami y de Latino-América.”
Guillermo Maldonado enseña en su libro que EL APOSTOL es el líder supremo dentro de la iglesia cristiana. Dice que él llegó a la cumbre haciendo carrera dentro de la iglesia comenzando como un humilde ujier, luego fue maestro, pastor, profeta, conferencista internacional, hasta que por esos frutos Dios lo llamó como APÓSTOL.
Lo interesante es que ninguno de los apóstoles de la Biblia hizo carrera ministerial, sino que todos fueron llamados por Jesús y por el Espíritu Santo ya como tales “Al amanecer llamó a sus seguidores, escogió a doce de ellos y los llamó apóstoles:” Lc. 6:13. Así de sencillo. Entonces ¿a quién hay que creer, a Jesús o a Maldonado?
¿Solo un apóstol recibe revelaciones directas de Dios, como el Papa católico? Vemos en el Nuevo Testamento que Dios trajo revelaciones a través de gente sin ningún cargo eclesial como María que nunca fue apóstol ni profetisa (Lc. 1:36-37) Les dirigió a unos simples pastores (Lc. 2:8-18) Dios no se restringe a nada y cuando quiere revelar sus propósitos puede usar a cualquiera, hasta a un animal como en (Num. 22:30).
Pero en lo que se refiere a nuevas revelaciones aparte de la Biblia que supuestamente reciben los nuevos APOSTOLES no es más que un burdo engaño (He. 1:1-2) En las Escrituras tenemos la revelación completa de Dios, la iglesia ya no necesita nuevas revelaciones pues el canon bíblico se cerró con el Nuevo Testamento. Pero según otro APOSTOL, Cash Luna, la iglesia sigue escribiendo el capítulo 29 de Hechos (Ver Ensancha).
En otro punto de su libro El Ministerio Del Apóstol, Guillermo Maldonado afirma que EL APOSTOL pertenece a una “fuerza de élite especial” de siervos de Dios, como los Rangers del ejército Norteamericano, con la clara intención de darle a su ministerio una gran jerarquía. Pero ¿Qué dice Pablo del ministerio apostólico?
“Pues me parece que a nosotros los apóstoles, Dios nos ha dado el último lugar, como si estuviéramos condenados a morir frente a todos. Parece como si fuéramos un espectáculo para todo el mundo, tanto para los ángeles como para los humanos. Por causa de Cristo, nosotros nos hemos convertido en tontos,” 1Cor. 4:9-10ª. Según el apóstol Pablo su visión del ministerio no se parecía en nada a los famosos Rangers. Maldonado también enseña que la función apostólica principal es ser un buen Padre (1Cor. 4:15) Pero Cristo dijo todo lo contrario en cuanto a este tipo de presunción orgullosa “Y no llaméis a nadie vuestro Padre en la tierra, porque vuestro Padre que está en los cielos es uno solo.” Mt. 23:9.
Maldonado continúa enseñando que LOS APÓSTOLES establecen el fundamento de la doctrina apostólica en la iglesia “Los apóstoles y profetas están llamados a establecer el fundamento del cristianismo” (Ef. 2:20) Obviamente con la arrogancia propia de todo falso maestro, este hombre se atribuye una función que Cristo solo dio a aquellos siervos suyos que escribieron el Nuevo Testamento. A esto solo se le puede llamar blasfemia. En otra increíble enseñanza sobre el liderazgo dice lo siguiente: Una de las funciones DEL APÓSTOL es poner en orden el liderazgo; ordenar ministros, ancianos, designar una cabeza y establecer los ministerios (Ef. 4:11) Aquí llega al colmo de la blasfemia poniéndose en el mismo lugar de Cristo, cosa que Satanás siempre anhela. Pero claramente la Biblia dice en el pasaje citado: “Y él mismo constituyó…” se refiere a Cristo y a nadie más.  Hasta el día de hoy Dios mismo es quién sigue llamando a los hombres al ministerio “Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” Mt. 9:38. Ni Maldonado ni ningún otro APOSTOL tienen potestad para nombrar a otros para ser ministros de Dios. Y a todos los que nombraron son del diablo (2Cor. 11:13-15).
Otra blasfemia de entre tantas que se mencionan en su libro dice: “LOS APÓSTOLES traen transformación a la mente y al corazón de la gente (Ro. 12:2) Ahora se arroga una obra que solo el Espíritu Santo puede hacer por medio de la Palabra en la mente y el corazón de cada creyente genuino. Solo el diablo pudo haberlo inspirado.
Lo más triste y trágico de toda esta parodia infernal que se está viviendo hoy en medio de la iglesia, no es precisamente la obra de estos falsos apóstoles como Guillermo Maldonado, sino la cantidad impresionante de pastores y líderes que se han sometido voluntariamente a su autoridad apostólica, a su paternidad, y creen sin cuestionar todas sus enseñanzas ¡DIOS TENGA MISERICORDIA DE TODA ESA GENTE QUE SE CONGREGA CON ELLOS!