miércoles, 8 de agosto de 2012

I. Las marcas de los falsos profetas y maestros



INTRODUCCIÓN

Para nadie a estas alturas del cristianismo, es novedoso saber que desde muchos pulpitos de las diferentes iglesias que hoy existen se está bombardeando constantemente falsa doctrina; es decir falsa enseñanza, al fin y al cabo eso es lo que significa doctrina: enseñanza. Una de las razones de que esto esté ocurriendo es que tenemos un enemigo astuto, fuerte, e inteligente que nos persigue sin descansar. No olvidemos que Satanás es quién se beneficia tanto de la falsa doctrina como de quienes la siguen. En ese sentido cualquier doctrina que no sea Bíblica, o cualquier perversión de la sana doctrina, sirven a los propósitos de Satanás.

Por eso Pablo le recomendaba a Timoteo lo siguiente:

Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quién las has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.  2Ti 3:14-15

Sin embargo Dios NO nos ha dejado desamparados o sin defensa contra la furia de Satanás. Dios nos ha provisto suficiente información y discernimiento en Su Palabra para reconocer cuales son las marcas de uno falso maestro. A modo de introducción La Biblia nos enseña que un falso maestro es alguien que pervierte, tuerce, o manipula el mensaje de Dios para propósitos personales. Simplemente, el falso maestro no entrega el mensaje tal como Dios lo entregó en Su Palabra.

La Biblia habla del predicador usando el concepto de “heraldo,” esta era una persona que repetía lo que decía un rey para que él no tuviera que gritarlo. Cualquier cambio en el mensaje del heraldo era justificación suficiente de perder no solamente su trabajo de representar al rey, sino también su vida (Deuteronomio 18:18-20).

Es por eso que cualquier ministro que cambie el mensaje de Dios llega a perder su ministerio, demostrando con esto que nunca fue salvo (Apocalipsis 22:18-19). El podrá seguir predicando y teniendo una súper iglesia, pero no contará con la aprobación de Dios, su juicio ya está determinado para ser ejecutado en el tiempo que Dios estipule, solamente con leer la historia de Saúl uno se da cuenta de eso fácilmente.

Dios no ha consultado con el hombre sobre su mensaje para que este “corrija las partes malas”, “incompletas”, o cambiar la presentación para que sea mejor aceptada. Dios nos ha enviado para predicar Su Palabra aunque esta cause conflictos, o que no vaya a ser fácilmente recibida, etc. Todo esto queda en la soberanía de Dios. Nosotros simplemente debemos entregar su mensaje como heraldos, sin cambiar ni una jota ni una tilde, lo que eso cause o produzca es responsabilidad de Dios, porque así Dios lo ha establecido.

Por otro lado en 2° Pedro 1:21 dice lo siguiente: porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. Esto significa que el mensaje no es traído por el hombre; como fue inspirado por El Espíritu Santo es el mensaje de Dios y por lo tanto debe ser entregado sin quitar y sin omitir nada, la responsabilidad del verdadero maestro es obedecer simplemente a Dios antes que a los hombres.

Por ejemplo, muchos dicen que no debemos atacar la homosexualidad como un pecado. Dios opina todo lo contrario. Otros dicen que la mujer es igual que el hombre en cuanto a sus funciones, y entonces ellos proclaman que la mujer puede ser líder del hogar, llevar a su marido en sujeción, predicar, enseñar, dirigir, y dominar al hombre. Dios dice todo lo contrario en Su Palabra. El ministro de Dios no cambia el mensaje de Dios, sino que lo entrega tal y como le ha sido entregado a él.

En muchos casos podemos ver como las marcas (su carácter) de los falsos maestros preceden a la falsa doctrina, es decir cuidan mas su reputación y el qué dirán de la gente que lo que Dios opine de ellos. Con otros, ocurre todo lo contrario, su doctrina tiene apariencia de piedad pero sus corazones son malvados. Dios nos advierte una y otra vez que ese tipo de ministro (que se identifica con estas marcas) luego probablemente va a mostrar con el tiempo cual es su verdadera doctrina y su verdadero carácter así como su conducta, porque su corazón esta cautivo de la codicia y el amor al dinero y no de amor genuino por Dios y sus ovejas.

En la actualidad esto le ha ocurrido a miles de predicadores del mundo evangélico de hoy y es que se han “olvidado” que la falsa doctrina genera una conducta pervertida.

Debemos entender que la falsa doctrina y los falsos profetas o maestros; provienen de una mala formación de su carácter, muchas veces se puede observar su carácter y su conducta antes de que enseñe algo y obviamente cuando enseña dice muchas herejías y tiene muchas falsas doctrinas.

Podemos reconocer a un falso ungido de las siguientes tres formas:

(1) Reconociendo los errores de su doctrina; la cual por lo general por no decir siempre es extra bíblica.

(2) Reconociendo su forma de trabajar para la causa de Cristo, si lo que hace verdaderamente lo hace por amor a Dios y a sus ovejas o por intereses particulares… por lo general la generación de dinero.

(3) Reconociendo que tipo de persona es; su carácter, sus ambiciones, si es un manipulador, su apariencia de piedad, etc.

Lo peligroso en los falsos maestros es que a veces el cambio es lento en moverse de ser un “buen” ministro a ser un ministro falso. Esto ocurre porque hay situaciones, crisis, o cambios en la forma de pensar en el ministro que lo mueven de un lado a otro; como el péndulo de un relog de pared; mira lo que dice la Biblia:

Que siempre aprenden, y nunca pueden acabar de llegar al conocimiento de la verdad. 2Ti 3:7

Personalmente creo que nunca ordenaron su mundo interior desde el principio, que siempre tuvieron creencias y formas de trabajar no bíblicas, de modo que finalmente se revela realmente que tipo de ministros son.

Necesitamos también aclarar que no todos los que cometen equivocaciones en el ministerio, en su conducta, en la predicación o aun en la doctrina pueden ser catalogados de falsos maestros. A veces por falta de entender algo, el ministro no puede explicar todo muy bien; pero cuando alguien dice que Dios le revelo algo y dice que fue Dios quien le dijo que enseñara algo y eso contradice la Biblia eso ya es extremadamente serio y critico y ese es el caso de muchos predicadores de hoy, sobre todo de los apóstoles y profetas modernos y de sus asociaciones con otros ministros internacionales.

Recordemos que el heraldo simplemente repite el mensaje, él no es quien origina el mensaje, y puede ser que él mismo ni siquiera entiende bien el mensaje que da, pero simplemente repite lo que Dios le ha dado. Para saber quien es un buen ministro, esta es la forma más práctica de identificarlo su fidelidad en comunicar el mensaje, fidelidad al mensaje tal como Dios le ha revelado en Su Palabra – La Biblia.

Pero cuando dicen que Dios les revelo algo y es totalmente contrario a la Biblia ya eso es muy serio; recordemos que Dios dijo muy claro que no debemos tomar su nombre en vano. En el f
ondo de todo esto, es que el falso maestro; ha decidido no preocuparse en trasmitir fielmente el mensaje de Dios, se olvidan que El Mensaje es de Dios.

En contraposición el bueno ministro ha entendido que Dios lo ha puesto a él como un ejemplo de Cristo para las ovejas (1ª Pedro 5:3 “siendo ejemplos de la grey”; Hebreos 13:7 “considerad… su conducta, e imitad su fe”), y su liderazgo es por medio de su propio ejemplo, no con autoridad humana como en el ejercito por fuerza o por alarde de poder. La fuerza de su ministerio está en como él hace las cosas igualmente como enseña la doctrina que él vive y cree.

Un falso maestro tiene un carácter que regresa vez tras vez a la doctrina errónea, a conductas pecaminosas; porque no tiene al Espíritu Santo que es el Espíritu de Verdad y es quien nos guía a toda la Verdad. Él tiene su carácter defectuoso porque no se concentra en la voluntad de Dios, sino en lo que él mismo piensa, es decir lo que le parece bien a él. No hay duda que todos los cristianos pecamos. Pero el falso maestro promueve pecados en específico, hasta que él los defiende con lógica, incluso utiliza versículos de la Biblia para justificarse. Su respuesta a su propio pecado es de defenderse y justificarse.

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